A MEDIANOCHE

Ahora que se alza Nosferatu para respirar vida de la húmeda ciudad aletargada y trombas de sátiros expulsan a tropel las alcantarillas… Ahora que las Musas de alquiler menean lascivos sus bolsos en las esquinas, comienzo a desperezarme como un hijo bastardo de la Luna, poeta maldito en la Tierra, es el signo sagrado de la lechuza que abre totalmente de nácar sus dos esferas, para confundir a las hadas con las ratas aladas que se escurren sombrías por las callejuelas. Nubes rojizas de acuarela que no consiguen tapar a Venus, aunque no se vea ni una estrella. El eco lejano de los aullidos de los perros de Satán y otra sirena de ambulancia… La noche es cruda y oscura como el desamor, pero inyecta tanta paz y magia para escribir en el calor del hogar…

Ya hice los rituales de protección en mi buhardilla, y ahora los donceles brillan junto a sus níveos unicornios de mis insomnios, los corceles piafan envidiosos, y ya vuelan los peces turquesa de tres ojos dejando un hilillo de platino, canta limón de olor el incensario, los gnomos han construido un planetario, ahora, burbujean las náyades cerca del lago de la impresora, y los fétidos fantasmas tras los espejos nacen ya muertos… Me tomo un refresco, y enciendo la esfera sideral, me corren duendes por los diez dedos de los pies, un vapor mana del suelo, para mostrarme una hechicera sobre el colchón batiéndose contra de la política el Dragón, me levanto y corro al escritorio a encender el farol, la estampa se disipa y aparece una sibila, enseguida me recita una décima, deleitándome con versos mil mientras me quedo mirando del acuario el pez añil…

Eduardo Ramírez Moyano